Buses integrados
La información sobre los recorridos del sistema de buses es poco comprensible y es difícil movilizarse en él. La prueba de fuego de un sistema de transporte público es constatar qué tan fácil sería para un extranjero subirse al sistema y navegarlo sin hablar el idioma o saber nada de la ciudad. En esa prueba, Quito falla horrorosamente. Los buses tienen que tener rutas específicas con tiempos predeterminados. En las ciudades más avanzadas es posible saber exactamente a qué hora van a llegar por medio del GPS.
Los mejores sistemas son integrados. Cuando vivía en Suiza podía tomar el bus en la estación de tren, luego tomar el tren hacia otra ciudad, bajarme y tomar otro bus y luego regresar. Por todo eso pagaba solo una vez. En Quito, en cambio, si me bajo de la Ecovía y me subo al bus azul debo volver a pagar. Todavía nos faltan cosas básicas como paradas determinadas y cobertura en toda la ciudad. Esas carencias disuaden al ciudadano de usar este sistema.
El uso de las diferentes líneas de buses podría aumentar bastante si sus recorridos fueran coherentes. El costo sería organizarnos como ciudadanos y conversar con los sindicatos de choferes que se empeñan en mantener el sistema como está. Todos los esfuerzos por mejorar el tráfico están destinados a tener impactos limitados si no se organizan los colectivos que representan la mayor deficiencia en el transporte masivo.
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